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Kakuma

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  Kakuma El día 28 de marzo volé a Kakuma. Fui con Angelo y con Mumbi, una monja Keniana residente en EEUU que venía a impartir un taller sobre reconciliación. Por fin iba a conocer el campo de refugiados del que tanto me habían hablado. El calor, la malaria y una gran superficie en el medio de la nada donde vivían miles de refugiados. Eso era lo poco que sabía sobre Kakuma. Cogimos un vuelo de Naciones Unidas. Era un avión pequeño, para personal humanitario principalmente. Después de una hora y media de vuelo aterrizamos. El cambio en el clima era evidente, pero no me pareció tan duro. Resultó ser una ilusión tan pasajera como el cielo nublado que la causaba. Mientras la ciudad de Nairobi goza de temperaturas moderadas por encontrarse a unos mil setecientos metros sobre el nivel del mar, Kakuma está en una zona desértica al norte de Kenia donde el sol golpea la piel violentamente y las ocasionales nubes que surcan el cielo no son más que breves treguas en ese horno. Más allá del c

JRS

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  JRS Kenya Eran inicios de marzo, el conflicto del que venía ya estaba mucho más digerido y ahora me tocaba empezar de cero en el Jesuit Refugee Service. Aquí, al igual que en Kangemi, mi casa y la oficina se encontraban en el mismo lugar. Seguía teniendo muy presente la vida en Upendo y la iba a echar en de menos, pero estaba entusiasmado con esta nueva etapa trabajando para los refugiados.  El JRS está situado en el barrio de Lavington, uno de los más pijos de Nairobi.  Podéis imaginar el fuerte contraste que supuso viniendo del Slum. Ya no era el único Mzungu del lugar, en absoluto. Los precios en los puestos de fruta eran claramente más altos que en Kangemi, "of course! We are in Lavington" me explicó la vendedora mientras escogía qué tomates darme. El tráfico también era claramente mayor, autobuses, matatus, bodabodas y coches no dejaban de circular, levantando polvo y formando atascos a menudo, mientras que en Kangemi se veían unas pocas veces al día. Había buenos re

Conflicto y Cambio

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  Conflicto y cambio Llegó diciembre. Tras casi tres meses en Kenia ya me sentía bastante adaptado. La vida me iba bien, no podía quejarme ni en lo social, ni en lo laboral. Ambas facetas me mantenían en un equilibrio agradable y estimulante y sentía que dejaba atrás buena parte de ese miedo inicial de cuando uno acaba de salir de la zona de confort. En la parte social tenía al grupo de jóvenes de la parroquia en Kangemi con quienes participaba de cualquier actividad que hicieran. Gracias a la Youth recibía mi dosis de contacto con gente local fuera del trabajo. Por otro lado, había ido construyendo cierta vida social paralela en Nairobi ciudad, a donde iba de vez en cuando. Ahí estaba Paula, la chica de Barcelona que estaba como voluntaria en JRS (Jesuit Refugee Service). Ella, al igual que yo, había venido través del programa VOLPA. Fue Paula quien me presentó a sus amigos cooperantes, generalmente occidentales. Así pues, por un lado, tenía amigos africanos en el Slum y, por otro

Cena

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  Cena Son las 20h aproximadamente, estoy en la cocina y todo está inundado de ese olor a patata y cebolla fritas. Llegan Charlie y Venessa. Ella dice “Hodi” (¿se puede pasar?) y yo respondo “Karibu” (bienvenidos).   Entran y nos saludamos efusivamente.  Al escribir esto llevo dos meses en Kenia y no considero haberme integrado demasiado con la juventud local así que esta cena, con los dos que más se han preocupado por mi desde el principio, supone un paso hacia mi integración. Tal vez este planteamiento sea demasiado calculador. En cualquier caso, la tortilla está sobre la sartén y si me entretengo demasiado con los saludos se va a quemar. La giro y por suerte esta perfecta. Queda una tortilla estupenda, la mejor que he hecho aquí. Les ofrezco vino. Lo aceptan. Me pongo a cocinar con ayuda de Charlie los fingers de pollo rebozados. Me explica que ha trabajado en cocinas, hablamos sobre como marinar el pollo para que quede más sabroso mientras nuestras manos se manchan de huevo y pa

Youth

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  Youth Entre los problemas que un mzungu puede encontrar en el slum cabe destacar la soledad en el tiempo libre. No es que falte gente de mi edad, pero ¿Cómo llegar a ellos? Y en su caso ¿Cómo conectar? Por suerte yo conté con la valiosa ayuda de Javi desde España. Javi es el último voluntario VOLPA que estuvo aquí. En su caso, el programa duró dos años, tiempo en el que pudo perfeccionar el swahili y adaptarse a la sociedad de Kangemi (no lo digo yo, me lo dicen los locales). Pues bien, poco antes de venir a Kenia, me encontré con su hermano, que me entregó un sobre lleno de postales de Javi para diferentes personas de aquí. La entrega de esas postales me sirvió de excusa para establecer ese primer contacto con muchos. Especialmente en el grupo de jóvenes de la parroquia. Este grupo está formado por unos 30 o 40 jóvenes de la parroquia. Las edades oscilan entre los 19 y los 27. La religión tiene, como en toda la sociedad local, un papel muy importante en este grupo que, sin ir

La historia de C.

  La historia de C. El texto de hoy es breve y algo distinto. Es una historia concreta de una persona conocida que me sirve para ilustrar algo que considero importante destacar aquí, en el Blog. Se trata de algo que se da muy a menudo y el caso concreto es bastante representativo de las realidad de Kangemi. En concreto de la realidad familiar. Estoy con C mi compañera de trabajo, es Diciembre y estamos cerrando la selección de la nueva promoción Upendo. Hay 30 plazas disponibles y más de 60 candidatos. Se trata de escoger a los 30 más necesitados. Para ello se utilizan unos medidores socioeconómicos e información sobre el contexto familiar del candidato. Todo queda plasmado en unas plantillas durante las visitas presenciales a estas familias En estos documentos figuran algunos datos como el número de convivientes en el hogar, información sobre cada uno, las fuentes de ingresos, etc. Hay algo que me llama la atención en el apartado de familiares, concretamente en las casilla del “pa