Cena

 


Cena


Son las 20h aproximadamente, estoy en la cocina y todo está inundado de ese olor a patata y cebolla fritas. Llegan Charlie y Venessa. Ella dice “Hodi” (¿se puede pasar?) y yo respondo “Karibu” (bienvenidos).  Entran y nos saludamos efusivamente.

 Al escribir esto llevo dos meses en Kenia y no considero haberme integrado demasiado con la juventud local así que esta cena, con los dos que más se han preocupado por mi desde el principio, supone un paso hacia mi integración. Tal vez este planteamiento sea demasiado calculador. En cualquier caso, la tortilla está sobre la sartén y si me entretengo demasiado con los saludos se va a quemar. La giro y por suerte esta perfecta. Queda una tortilla estupenda, la mejor que he hecho aquí. Les ofrezco vino. Lo aceptan. Me pongo a cocinar con ayuda de Charlie los fingers de pollo rebozados. Me explica que ha trabajado en cocinas, hablamos sobre como marinar el pollo para que quede más sabroso mientras nuestras manos se manchan de huevo y pan rallado.

En un momento dado le pregunto si tiene novia, dice que sí, que llevan 3 años. Le pregunto si la conozco y me mira sorprendido, como si me hubiera perdido algo evidente. Dice “she is here”. Al principio pienso que es una broma, pero insiste. Venessa y Charlie llevan 3 años juntos y yo pensaba que eran buenos amigos sin más. Mientras tanto, ella está mirando un show americano desde el móvil para matar el tiempo mientras nosotros cocinamos.

Cuando todo está listo nos sentamos a cenar. Los temas de conversación al principio son cortos, excusas para hablar. Quiero crear un buen ambiente con ellos, intimar un poco más. Al poco tiempo la conversación va ganando soltura y naturalidad. Unos temas se enlazan con otros. Les pregunto por el grupo de amigos de la fiesta de fin de año (en la que me han incluido) y me hablan esas personas. Como es natural, dentro de un grupo tan amplio como es la Youth de Kangemi existen subgrupos y ellos me hablan del suyo. Sus normas son sencillas, no juzgues, permite a los demás ser ellos mismos para así y pasarlo todos bien juntos, especialmente en fiestas. Más tarde entenderé que hay mucho cotilleo por aquí. Supongo que de ahí viene ese rechazo a los juicios en el que tanto me insisten.

A medida que hablamos, Vennessa deja claro que ella es una chica muy clara y honesta, aunque a algunas personas les duela. Ella va de cara y dice las cosas tal y como las percibe. Es directa. Es una chica independiente que quiere labrarse un buen futuro, ser autosuficiente y no depender de nadie. Igualmente quiere disfrutar de su juventud y celebrarla. También me dice que, a pesar de como funcionan los timings aquí, ella es puntual y no soporta que le hagan esperar. Vie parece una gran aliada pero también tiene un punto temible, un carácter fuerte que todavía no había visto por aquí.

Charlie es tan educado y amigable conmigo que resulta casi conmovedor. Me dice que la comida está genial y él precisamente ha hecho casi la mitad de lo que hay en la mesa conmigo. Es sencillo hacerles reír con comentarios o bromas. Les encanta la cena, concretamente la tortilla les deja locos, me dicen que se podrían comer una entera cada uno. Disfruto viéndolos descubrir lo que es aliñar el tomate con aceite de oliva, algo sobre lo que dudan mucho al principio (e incluso hacen muecas al verme hacerlo) ya que para ellos el aceite es solo para cocinar y freír. Tras probarlo con un trozo entienden mi insistencia y pierden el miedo a aliñarlo todo.


Nos sentamos en los sofás y los temas siguen fluyendo. Les pregunto por el colonialismo. Me dicen que ellos no tienen rencor hacia los blancos por eso. Dicen que eso quizá sea más propio de sus abuelos y aquellos que vivieron la guerra de la independencia y vieron cosas terribles. Pero la juventud no vive con ese prejuicio. Es exactamente lo que me dijo John, mi compañero de trabajo unos días atrás. Sospecho que una parte es por desconocimiento de la historia, pero también un componente importante; el carácter amigable de la gente de aquí. Y es que realmente no me he sentido discriminado por nadie, solo intimidado por miradas curiosas.

No puedo evitar pensar en cómo nosotros, países colonizadores, seguimos y seguiremos cerrando nuestras puertas a tantos migrantes, así como criminalizando y/o marginando a quienes logran cruzarlas. Mientras tanto, estos pueblos que antaño estuvieron sometidos a nuestros grandes imperios europeos, nos siguen acogiendo con entusiasmo cuando llegamos a sus países e incluso dándonos un trato privilegiado.

Después sale el tema de las relaciones. Me doy cuenta de cómo las apariencias pueden ser engañosas. Vie me dice algo así como “tú quizá no lo ves, pero en la Youth hay muchas parejas, celos y tensiones”. Es cierto, en este momento solo veo un grupo de jóvenes cristianos muy devotos. Pero luego hay rolletes, historias, rencores y relaciones serias. Terminamos hablando de su relación. Charlie es unos 3 años más joven que ella y eso está muy mal visto en Kenia. Algo así como un pecado por lo que me dicen. Es por ello que se han sentido muy juzgados al intentar mantener su relación. Les ha hecho sufrir mucho como pareja el no contar con el apoyo de la familia y de la sociedad. Por cómo lo explican, todo el mundo parece tener algo que decir cuando una relación se sale un poco de lo corriente. Comparto con ellos que me parece un sinsentido, que para mí su relación es algo normal y que conozco matrimonios así. Ellos me explican que la tensión que sufren es tal, que casi separan sus caminos por la presión social. La gente juzga mucho, tienen demasiado tiempo libre, eso les digo.

                                                        

Hablamos de la permisividad paterna o, para ser más concretos, materna (no mencionan a sus padres). Me explican que sus madres son permisivas hasta el punto de permitirles fiestas en casa con alcohol. Ellas entienden el momento en que sus hijos viven y lo aceptan dentro de unos límites razonables. Esto contrasta mucho con lo que me había dicho algún compañero de trabajo sobre beber alcohol con tus padres delante. Me lo habían pintado como una situación que, sencillamente, no se puede ni plantear. Aquí compruebo que no siempre es así . Reconozco que esa primera versión ya me había calado fondo. La había asumido como algo que pasa siempre aquí. Tendré que ser cauto antes de generalizar tan rápido. Es una sociedad diversa y las respuestas dependen de con quien hables, como en cualquier otra. Me lleva a una reflexión que tengo de forma recurrente sobre como los humanos clasificamos y establecemos normas generales sobre todo lo que conocemos cuando lo cierto es que la realidad siempre es compleja y no encaja siempre en nuestras categorizaciones.

Sin embargo, con el paso de las semanas algunas generalizaciones solo hacen que coger fuerza. Como tantos otros, Charlie y Vennessa, reiteran algo que llevo escuchando desde el principio, algo sobre las mujeres en Kenia. Me advierten. Si en algún momento percibo que alguna chica de aquí muestra interés por mí (especialmente en contextos festivos) la probabilidad de que sea por interés económico es muy alta. Dicen que querrán que les pague cosas, que las lleve a mi país, que las deje embarazadas para tenerme atado y más cosas por el estilo. Supongo que hay de todo, pero sorprende la cantidad de veces que me han dicho esto.

Dicen que me van a incluir en todos los planes que hagan y que mañana mismo me acogen para comer o cenar. Que estarán en casa de Charlie y que les avise cuando vaya para allá. Me hablan del último voluntario que estuvo aquí, un alemán. Él, durante los meses que permaneció en Kangemi, se apuntó a todo y le sacó el máximo jugo a la experiencia. Me entran ganas de ser ese tipo de persona, de abandonar las dudas, la timidez y el miedo. A veces siento que me estoy perdiendo demasiadas experiencias, que estoy dejándome cosas por ver y por vivir. Ojalá aproveche esta oportunidad para avanzar en ese aspecto.

A eso de las 23h empiezan las despedidas. Ha sido una noche especial. Para mí todas las noches suelen ser solitarias, pero hoy he tenido compañía y lo agradezco. No he mirado el móvil, no quería que se fueran, simplemente estaba a gusto. Qué bueno es compartir horas con amigos. No me habría importado que se quedaran otra hora.

Después de esta cena con amigos me doy cuenta de como cambia estar con solamente dos personas, hablando en inglés y en un entorno tranquilo. Es en estas condiciones cuando uno conoce a los locales de verdad. Obviamente hablo por mí, pero creo que el nivel de intercambio que se da en una velada así es muy difícil de alcanzar estando rodeado de decenas de jóvenes. Así pues, estas cenas son geniales para estrechar lazos con la gente y conocerse de verdad. Son espacios cómodos en los que uno puede abrirse y entrar en profundidad en la vida del otro.

Comentarios

  1. Se agradece muchísimo la compañía cuando uno está acostumbrado a la soledad en casa. Me has transportado a aquella cena, ¡he sido uno más! No te compares con el alemán, Willy, cada uno tenemos algo que aportar, compartir nuestras diferencias. Un fuerte abrazo.

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